Conoce cómo el Biodigestor Rotoplas apoya a zonas rurales

Para principios de esta década se estimaba que al menos el 30% de la población del Perú vivía en zonas rurales. Este gran sector se caracteriza por la pobreza, que dificulta el acceso a bienes y servicios básicos, sobre todo en el área de salud y saneamiento. El acceso al agua pura es uno de los problemas más recurrentes, pero también la gestión y tratamiento de las aguas negras. Frente a esta situación, que empeora las condiciones de vida de los peruanos más vulnerables y que afecta el ecosistema, la incorporación del Biodigestor Rotoplas Perú se ha convertido en una alternativa real y económica.

El problema de las zonas rurales

Según el informe del Instituto Nacional de Estadística e Informática INEI, se estima que aproximadamente el 30% de los habitantes del Perú en zonas rurales no tienen acceso al agua potable proveniente de la red de servicio público. De estas personas, el 17% obtienen agua de un río, acequia o manantial mientras que el 5% la obtienen de pozos.

Las cifras extraídas de ese informe relativas al saneamiento básico, que es la forma segura e higiénica de procesar las aguas residuales provenientes de los hogares, son alarmantes. La cobertura del alcantarillado público y el acceso a los sistemas de saneamiento público en el sector rural es de apenas del 17%. Esto quiere decir que aproximadamente el 80% de las personas que viven en las áreas rurales eliminan las excretas a través de métodos independientes, que no siempre son los más ideales.

El 23,5% de la población rural utiliza pozos sépticos, el 26% tienen pozo negros, el 7,3% tienen letrinas, mientras que el 25,4% no tienen ningún tipo de sistema de tratamiento de aguas negras. La ausencia de métodos de tratamientos de residuos orgánicos tiene consecuencias directas e inmediatas en la salud de las personas que residen en el área. A largo plazo esto tiene consecuencias negativas en el medio ambiente.

La consecuencias del tratamiento inadecuado de los desechos orgánicos

En zonas rurales, al no estar disponible la red pública de alcantarillado, se utilizan métodos de tratamientos de residuos independientes que suelen ser poco eficientes. Los pozos negros, por ejemplo, no ofrecen ningún tratamiento real contra los microorganismos presentes en las aguas negras. Los pozos sépticos pueden ser útiles, pero su efectividad depende de la construcción, materiales empleados y ubicación; además requieren mantenimiento especializado para poder funcionar.

Cuando se usan letrinas o de plano no hay ningún método de manejo de excretas y aguas residuales, estas se incorporan directamente a las fuentes de agua (ríos, acequias y manantiales), además de contaminar también cultivos de alimentos. Esto se traduce en enfermedades, epidemias y trae consecuencias funestas, se agrava el problema de la muerte infantil, causada por enfermedades gastrointestinales producto del consumo de agua contaminada.

El problema es que elevado costo de construcción y mantenimiento de pozos sépticos adecuados es prohibitivo para la mayoría de los habitantes de las zonas rurales, por lo que se ven obligado a prescindir de estos o a descuidarlos si es que ya los tienen, convirtiéndose de forma involuntaria en un eslabón más del ciclo terrible de contaminación-enfermedad que afecta de forma tan negativa su calidad de vida.

Uso del Biodigestor Rotoplas Perú en zonas rurales

Dentro del panorama gris de la situación del agua y saneamiento en el Perú rural, la tecnología revolucionaria del Biodigestor Rotoplas se ha convertido en el método de saneamiento de aguas negras más económico, fácil de instalar y mantener; hasta el punto en que podría ser una solución real y efectiva para la problemática de la contaminación y saneamiento.

Los biodigestores se han utilizado para tratar el problema del saneamiento en áreas densamente pobladas. El éxito de éstos radica en que su diseño y funcionamiento responde a las necesidades particulares de estos espacios poblados alejados de las redes de alcantarillado público:

– Instalación rápida y fácil. No requiere personal especializado ni maquinaria especial. Se excava el terreno, se ubica y se crea el campo de infiltración. Eso es todo.

– Es duradero y resistente. Es capaz de sobrevivir a las duras condiciones medioambientales del medio rural. El polietileno de alta densidad garantiza una vida útil de casi 4 décadas.

– Es económico, pues no requiere materiales extras para instalarlo. Es mucho más barato que construir un pozo séptico o similar.

Autolimpiable. No requiere mantenimiento especializado, cualquier persona puede hacerlo

Es independiente. Funciona por si solo, no requiere estar conectado a la electricidad, no consume ningún recurso ni debe estar conectado a una red.

Ecológico. No requiere el uso de químicos o sustancias nocivas para el ambiente. Asimismo, hace un tratamiento efectivo sin generar desechos contaminantes. De hecho, los lodos extraídos en el mantenimiento anual pueden usarse como abono.

La instalación de biodigestores Rotoplas en zonas rurales son una forma de contribuir con el saneamiento ambiental, proteger la salud de las comunidades y garantizar el equilibrio medioambiental.

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