En un planeta azul, que está en un sistema solar no muy grande y que gira alrededor de una estrella, se encierra una diversidad biológica maravillosa, un sistema prodigioso que ha logrado sobrevivir durante eras. Ahora parece que los seres humanos estamos olvidando la importancia del equilibrio para la supervivencia de todos.
Los humanos somos responsables de una gran cantidad de problemas que han destruido la armonía natural. Para intentar recuperarla hay muchas estrategias y planes, pero contamos con un eje fundamental: el agua.
Tenemos que aprender juntos cómo cuidar del agua y celebrar el día de la tierra con acciones. Aún tenemos tiempo de recuperar nuestro planeta azul para poder vivir bien y en equilibrio.
¿Por qué celebramos el día de la Tierra?
El día de la Tierra se celebra cada 22 de Abril y fue una iniciativa impulsada en las Naciones Unidas por el senador Norteamericano Gaylord Nelson en los años 70.
El objetivo de esta celebración es poner una fecha puntual en el calendario en la que seamos capaces de pensar de forma real y objetiva acerca de temas que conciernen a la protección y conservación del planeta tierra.
Es una forma de crear consciencia sobre problemáticas serias como la contaminación, la conservación de la biodiversidad, la sobrepoblación humana y sus consecuencias, entre otras, pero desde el agradecimiento y la conexión con el planeta.
En cierta medida el Día de la Tierra busca recuperar la consciencia medioambiental que compartían muchos pueblos originarios de diversas culturas, que eran capaces de vivir, crecer y desarrollarse a través de la interdependencia con los ecosistemas y los seres vivos, respetando y cuidando el medio ambiente; creciendo sin destruir sino a través de la conexión y el respeto.
Cada año la ONU escoge un tema particular sobre el que se desarrollarán las actividades del Día Mundial de la Tierra. Este tema suele reflejar las preocupaciones y necesidades actuales de la humanidad, hacia donde debemos apuntar el foco. En 2021 el tema del Día Mundial de la Tierra es “Restaurar nuestra Tierra”.
En los tiempos más recientes estamos observando los gritos de auxilio de la naturaleza, reflejados en incendios masivos, temperaturas alteradas a niveles nunca antes vistos, además de una pandemia que tiene un vínculo inequívoco con la salud del ecosistema.
Hoy más que nunca necesitamos entender cómo la actividad humana tiene un impacto negativo directo en el equilibrio del ecosistema.
Se hace necesario replantearse la forma en que se sostiene la economía mundial, además de buscar medios alternativos para crear formas de producción mucho más sustentables y amables con la Tierra; pero lo más importante es comenzar a tomar conciencia de la necesidad de cuidar y proteger uno de los recursos más importantes: el agua.
Cuidar el agua es proteger la tierra
El agua es un recurso clave para el sustento de toda la vida del planeta, por lo que es fundamental para la conservación de la biodiversidad. En la medida en que se conserven las fuentes naturales de agua, se estará apoyando al sostenimiento del medio ambiental.
El objetivo aquí es lograr que los humanos podamos disponer de los recursos hídricos sin contaminar ni desperdiciarlos, proponiendo soluciones sustentables que además permitan su acceso por la mayor cantidad de individuos posibles. El agua debería ser un derecho y no un privilegio.
Una buena parte del problema del agua está en la distribución desigual, además del desperdicio y contaminación por parte de las grandes empresas, quienes disponen del vital líquido para sus procesos y lo devuelven al ambiente sin tratar, contaminando todo a su paso e inutilizándolo para su consumo humano y afectando el equilibrio biológico.
Los humanos podemos asumir nuestra parte de la responsabilidad individual de la problemática del agua, procurando nuevos hábitos que nos permitan usar de forma responsable este recurso. Además podríamos exigir a las grandes industrias que implementen políticas de tratamiento y uso adecuados del agua. Tenemos el poder para hacer un verdadero cambio.
¿Cómo cuidar el agua?
- Usa el agua de forma responsable. No dejes el grifo de agua abierto mientras enjabonas tus manos, cuerpo o platos. Cierra la válvula y abre sólo para enjuagar. Dejar el agua corriendo desperdicia cientos de litros de agua al día. Toma duchas cortas y no uses el baño como papelera.
- No tires aceite por el desagüe. Una gota de aceite puede contaminar mil litros de agua, así que es mejor poner el aceite (ya sea el de la cocina o el del auto) en un recipiente cerrado y llevarlo a un centro de acopio para su reciclaje.
- Evita comprar agua embotellada. Si adquieres un filtro purificador, no sólo estás ahorrando dinero sino que evitas que se contamine el agua con los plásticos derivados de las botellas de agua.
- Riega las plantas al final de la tarde o muy temprano en la mañana. Evitas que el agua se evapore rápido y tendrás que regar con menos frecuencia.
- Reduce el consumo de plástico. Uno de los grandes problemas de contaminación de cuerpos de agua dulce y salada radica en los microplásticos. El plástico tarda siglos literalmente en degradarse y aún luego de este proceso, las partículas minúsculas terminan en el agua, afectando la composición del agua. El plástico sirve para muchas cosas, sin embargo su uso debe de ser prolongado y no desechable.
- Evita fugas de agua y goteos. Hazle mantenimiento regular a los sistemas de plomería del hogar para evitar y/o detectar y reparar cualquier pequeña fuga que desperdicia agua y además puede costar mucho dinero.
- Trata de forma adecuada las aguas servidas. En caso de que estés lejos de los sistemas de acueductos municipales, como es el caso en zonas rurales, hazte responsable de tus desechos. Instala algún sistema de tratamiento de aguas servidas, que elimine los contaminantes antes de devolver el agua a la tierra. Los biodigestores de Rotoplas son una opción sostenible y eficiente.